lunes, 4 de enero de 2010

Letras

Sentada sobre la almohada, cubierta con una frazada en medio de la noche observa como el gato lame sus patas y le dirige una mirada indiferente de vez en cuando. Su indiferencia se había vuelvo una buena compañía durante ese tipo de noches.
Luz ahogada, colores en llamas y la música ignorándola...el sentimiento era mutuo en ese momento.
El gato observa atento el movimiento de su lápiz, quizas por el hilo que colgaba de la tapa, esperando saltar sobre él...una vez más.
Se levanta. El espacio se siente vacío, desconocido. Juega con ella...talvez la falta des sueño, la hora (4:45 am) y el frío podían estar afectando. La noche anterior no había dormido muy bien. Se había embraigado nuevamente.
Ahí estaba, detenida sobre el mundo a sus pies. Descalza. Bajo la lluvia derramada sobre su cuerpo...

- Eres tan inconformista
- Ultimamente nada me sorprende, nada me motiva...no es inconformismo.
- Pero nada te interesa, no puede ser que nada te haga sentir satisfecha... despierta! Acaso buscas la muerte? eso quizas te sorprendería....
- Quizas. Pero no me interesa.
- Eres tan egoísta. Solo piensas en tí.
- Solo me siento enferma.
- De qué?
- De la vida...
- Si no empiezas a cambiar me voy a aburrir y no se qué va a pasar después.

Ella solo escucha lejos de allí.

- No te entiendo
- Yo tampoco....me entiendo.

El resto de la conversación es silencio...

Enciende un cigarrillo. Mira sus manos, llenas de pintura. Intenta esconderse en el mar, o en la luna... él acelera. Mientras ella agrega otra cerradura al corazón y lanza la llave por la ventana, esperando que algun animal la atrape y se la lleve lejos, o talvez que el mar la tome y no la devuelva jamás.
Absorta en el mundo que acompaña su soledad se detiene a observar. Luces oscilantes distorcionan la realidad y se azotan contra su cabeza, contra sus pensamientos, contra sus palabras... para nuevamente terminar el día en nada. El mundo se vuelve ingrávido, como las luces flotantes que observa a lo lejos, mientras ella tiene la sensación de estar fuera de sí misma, observándose desde otro lugar esperando apagar la televisión que cuenta esta historia para empezar denuevo.
- Te quiero -dice él.
- Ídem - responde ella...

Vuelve a la cama, frente a ella; el gato ya dormido. Toma su libreta. Sentada sobre la almohada, tapada con su frazada, los pies descalzos y fríos acompañado del mismo sabor amargo de todas las noches, mientras traza líneas en su libreta en busca de alguna explicación.

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